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En la década de 1830, el aumento de la alfabetización y la mejora de la tecnología conllevó el auge de las historias baratas, sensacionalistas y muy ilustradas entre la clase trabajadora.
Primero se les llamó «Penny bloods» pero en 1860 se les cambió el nombre a «Penny Dreadful» (penique terrible) y contaba historias de aventuras con piratas y bandoleros, para luego convertirse en novelas de crímenes y detectives.
Eran publicaciones semanales de 8 a 16 páginas, con una ilustración en blanco y negro en la mitad superior de la portada.
Se volvieron publicaciones muy exitosas y muchas revistas abrazaron este nuevo género. Al principio, los Penny Dreadful se inspiraron en los cuentos góticos del s. XVIII, para plasmar un mundo «de barones asesinos y damas con título, de gitanos y jefes de bandoleros, hombres con máscaras y mujeres con dagas, niños robados, juegos despiadados y princesas extranjeras»
Pero lo más importante de estas publicaciones, lo que atraía a los lectores, eran las ilustraciones, convertidas en una herramienta publicitaria, casi un arte. De hecho, llegó un momento en el que lo que los editores pedían a sus ilustradores era: ¡más sangre, mucha más sangre!
Lo que demuestra una vez más, la importancia de una buena portada para captar la atención de posibles lectores.
![penny-1](https://elbosquedelaspalabrasblog.wordpress.com/wp-content/uploads/2017/01/penny-1.jpg?w=620)
Y entonces llegó 1844 y «Mysteries of London», escrito por G W M Reynolds, basado en un libro francés. Esta publicación estuvo vigente 12 años y se alargó durante 624 números, convirtiéndose en un hito del género.
¿Y por qué triunfó entre el público victoriano?
Por la temática: Ya no había asaltadores de caminos, si no que todo era más real. Las publicaciones hablaban del horrible mundo de los barrios marginales (los famosos slums, de los que hablaré en otro post sobre documentación) que contrastaban con la vida decadente de los ricos. Los barrios bajos urbanos con sus calles oscuras y laberínticas y las áreas de vicio y miseria se convirtieron en los escenarios de las nuevas obras y la gente se sentía más identificada.
Y luego llegaron las historias de asesinatos. El más exitoso de ellos fue la historia de Sweeney Todd, el barbero diábolico de la calle Fleet que apareció en una publicación llamada The People’s Periodical, en el número 7, fechado el 21 de noviembre de 1846. El cuento en el que aparece se titula «The String of Pearls: A Romance». (Aquí y aquí os dejo información sobre el barbero diabólico)
![sweeney_todd_2_penny_dreadful](https://elbosquedelaspalabrasblog.wordpress.com/wp-content/uploads/2017/01/sweeney_todd_2_penny_dreadful.jpg?w=620)
Y por supuesto, abundaron las historias de corte sobrenatural, con criaturas como vampiros.(Prometo otro post sobre los vampiros y su relación con la sexualidad en la época victoriana).
![17cbc6f6fee9c0a35454ced7cab6d9a2](https://elbosquedelaspalabrasblog.wordpress.com/wp-content/uploads/2017/01/17cbc6f6fee9c0a35454ced7cab6d9a2.jpg?w=620)
Y esto me sirve para enlazar con la magnífica serie producida por Sam Mendes y emitida por la cadena Showtime. Hablo de Penny Dreadful, protagonizada por una impresionante Eva Green en el papel de Vanessa Ives, una joven medium que trabaja para Sir Malcolm Murray, un explorador de África interpretado por Timothy Dalton. Ambos buscan a Mina, la desaparecida hija de Sir Malcolm y para ello recurren a Ethan Chandler (Josh Hartnett), un pistolero que esconde un pasado secreto. Y por supuesto, también conoceremos al Doctor Victor Frankestein y a Dorian Gray (ese personaje creado por Oscar Wilde en 1891).
Esta serie ya no es solo que tome el mismo nombre que las publicaciones. También transcurre en plena época victoriana y adopta el mismo tono terrorífico y sangriento que las publicaciones sobre las que trata este post, si no que también toma los personajes que se crearon en esos años. (Dorian Gray, Drácula, Van Helsing)
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BRONA
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DORIAN GRAY
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SIR MALCOM MURRAY
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DR FRANKESTEIN
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CRIATURA
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VANESSA IVES
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ETHAN CHANDLER
Pero si hay algo que destacar en esta serie, es su calidad. Ya no sólo visual, captando la belleza y el lado más siniestro de Londres en esa época.
Lo que me parece realmente brillante y que destaco como escritora son sus diálogos.
Son complejos, profundos, cargados de significado. Aquí os transcribo un ejemplo, del capítulo 6, de una cena entre Vanessa y Dorian Gray:
—¿Y la religión? —pregunta Vanessa.
—¿Se refiere a Dios?
—Hipotéticamente hablando, digamos que sí.
—Me gusta el ritual de la iglesia, supongo. Especialmente el catolicismo. ¿Y a usted?
—Tengo una historia complicada con el Todopoderoso. Creo, señor Gray, que hay temblores que nos rodean. Como la vibración de una nota musical. Música oculta. Algunos podrían estar más en armonía con ellos que otros. ¿Qué hacen aquellas personas? ¿Aquellas que han sido elegidas?
—Soportar ser únicos.
Vanessa se ríe.
—Ser un extraño. Ser marginado por aquellos que los rodean. ¿No es una terrible maldición? Ser diferente.
—Ser poderoso. ¿Acaso no es un regalo divino?
—Estar solo.
—Estar buscando.
—¿El qué?
—A otro.
—Como usted.
—Que comparta tu rareza.
—Entonces ya no eres único.
—Ni estás solo.
Con este ejemplo podemos ver como un diálogo evoluciona, desde un tema como es la religión hasta la descripción profunda de los personajes y lo que sienten.
Como escritores, hemos de lograr algo así.
Así que recapitulando, desde hace muchos años, los lectores siempre han buscado lo mismo. Buenas historias, portadas impactantes y personajes que trasciendan. Si a eso le sumamos la importancia de la ambientación o la capacidad de verse representado en diálogos o descripciones, el producto resultante será exitoso. Ya sea una novela a un penique, un cuento gótico o una serie, si somos capaces de aunar ciertos elementos, conseguiremos llegar al corazón del lector.
Muchas gracias por leerme.