Viajemos a Shanghái en los años 30

¡Hola! ¿Qué os parece un viaje al pasado? Con la publicación de mi nueva novela, nos vamos a Shanghái, a 1936. Si os apetece conocer un poco más de la época, seguid leyendo.

En la década de 1930, Shanghái emergió como una metrópolis vibrante y cosmopolita, marcada por su singular estatus como un enclave de concesiones extranjeras. Este período fue testigo de una transformación socioeconómica sin precedentes, impulsada por la presencia y las políticas de potencias extranjeras que habían establecido sectores autónomos dentro de la ciudad.

Las Concesiones Extranjeras: Un legado de los tratados desiguales

Las concesiones extranjeras en Shanghái fueron el resultado directo de los llamados “tratados desiguales”, impuestos por potencias occidentales tras su victoria en la Primera Guerra del Opio (1839-1842). Estos tratados abrieron Shanghái al comercio internacional y permitieron a los extranjeros establecer áreas de control autónomo dentro de la ciudad.

La Concesión Internacional de Shanghái, formada en 1863 por la fusión de los enclaves británico y estadounidense, se convirtió en un símbolo de la influencia extranjera en China. Aunque técnicamente seguía siendo territorio chino, la concesión operaba con un alto grado de autonomía, con su propio consejo municipal y fuerzas de seguridad. Otra concesión muy relevante fue la Francesa, en la que también se aplicaban las leyes del país que representaba.

Las concesiones trajeron consigo una mezcla vibrante de culturas, tecnologías y estilos de vida. Mientras los distritos chinos mantenían sus tradiciones y mercados, las concesiones presentaban una imagen cosmopolita con teatros, clubes nocturnos y edificios art déco. Este mosaico cultural hizo de Shanghái una ciudad única, pero también una de grandes desigualdades y tensiones sociales.

Un microcosmos de diversidad cultural y económica

La ciudad atrajo a empresarios, aventureros y refugiados de todo el mundo, creando un ambiente vibrante y heterogéneo. La Nanking Road, por ejemplo, se convirtió en un bullicioso centro comercial, donde se podían encontrar productos y servicios de todo el mundo.

La situación socioeconómica: entre la opulencia y la adversidad

Esta presencia extranjera trajo consigo una modernización acelerada y un crecimiento económico significativo. Shanghái se convirtió en un importante centro financiero y comercial, con bancos, empresas y tiendas de lujo proliferando en las concesiones. Sin embargo, esta prosperidad no se distribuyó equitativamente. Mientras que las élites disfrutaban de una vida de lujo y exceso, la mayoría de los shanghaineses enfrentaban condiciones de vida difíciles, con bajos salarios y largas jornadas laborales.

Vida nocturna

La noche en Shanghái de los años 30 era un espectáculo de luces, sombras y secretos. La ciudad, conocida como el “París de Oriente”, se transformaba al caer el sol en un hervidero de actividad donde la opulencia y la decadencia se entrelazaban.

Los clubes nocturnos, cabarets y salones de baile de Shanghái eran legendarios. Lugares como el Paramount y el Cercle Sportif Francais atraían a la élite con su música jazz y sus espectáculos de variedades. La Nanking Road se iluminaba con neones, invitando tanto a locales como a extranjeros a sumergirse en una noche de indulgencia.

Sin embargo, esta fachada de glamour ocultaba una realidad más sombría. La pobreza y la desigualdad eran palpables, y muchas personas luchaban por sobrevivir en los barrios marginales que se extendían más allá del brillo de las concesiones extranjeras.

La Banda Verde: El poder en las sombras

En este contexto de control fragmentado y diversidad cultural, el crimen organizado encontró terreno fértil. La mafia de Shanghái, dominada por figuras como Du Yuesheng, también conocido como «Big-Eared Du», se convirtió en una fuerza formidable. La «Banda Verde», una de las tríadas más poderosas, controlaba el tráfico de opio, el juego y la prostitución, y extendía su influencia tanto en los barrios chinos como en las concesiones extranjeras.

La Banda Verde (青帮, Qīng Bāng) era una sociedad secreta china y una organización criminal prominente en la actividad criminal, social y política en Shanghái durante la primera mitad del siglo XX. Sus operaciones eran complejas y estaban arraigadas en la historia y la cultura de la región.

Orígenes y raíces secretas:

La Banda Verde tenía sus raíces en la Luojiao, una secta budista fundada por Luo Qing durante la dinastía Ming.

A principios del siglo XVIII, la secta se introdujo entre los trabajadores involucrados en el transporte de grano a lo largo del Gran Canal.

Los grupos luoístas se mezclaron con las sociedades preexistentes de barqueros de transporte de grano, prestando servicios como enterramientos y albergues.

Sin embargo, las autoridades los percibieron como una amenaza y, en 1768, el emperador Qianlong ordenó la destrucción de los templos luoístas y proscribió la secta.

Esto llevó a la secta a la clandestinidad, donde se centró en las flotas que transportaban el grano.

Aparición en Shanghái:

Shanghái se convirtió en un lugar favorable para la actividad criminal debido a varios factores:

  • El Gran Canal cayó en desuso para los envíos de grano, y Shanghái se convirtió en un punto de transbordo importante.
  • Como uno de los puertos abiertos, Shanghái era una puerta de entrada para el comercio exterior, incluido el opio.
  • La presencia de la Concesión Internacional de Shanghái y la concesión francesa creó un entorno legal desarticulado que favoreció el crimen organizado.
  • La inmigración masiva de chinos en Shanghái significaba que las asociaciones basadas en ciudades de origen ancestral común o lealtades se convirtieron en factores importantes de la vida social de la ciudad.

La Banda Verde trabajó a través de estas redes y se convirtió en una poderosa organización criminal que controlaba el juego, la prostitución y, sobre todo, el tráfico de opio.

Du Yuesheng no solo era un líder criminal, sino también un empresario y político astuto. Estableció conexiones con oficiales de las concesiones y figuras políticas clave, consolidando su poder e influencia. La mafia no solo manejaba negocios ilícitos; también jugaba un papel en la política local y nacional, influyendo en el curso de eventos críticos de la época. Este entramado de poder permitía que la organización prosperara y mantuviera su dominio sobre la vida nocturna y el crimen organizado de la ciudad.

Operaba con total libertad en la parte de la ciudad controlada por los franceses tal y como vais a descubrir en mi nueva novela.

Después del colapso del régimen de Chiang Kai-shek en 1949, la Banda Verde abandonó Shanghái y, a principios de la década de 1950, abrió refinerías de heroína en Hong Kong.

En los años siguientes, la organización sufrió luchas contra los sindicatos locales por el control del mercado de la droga.

La Banda Verde dejó una profunda huella en la historia de Shanghái, siendo un testimonio de la complejidad de una ciudad que, a pesar de su modernidad y brillo, no pudo escapar de las garras de la corrupción y la ilegalidad.

Conclusión: Un legado de luz y sombra

La noche en Shanghái de los años 30 es recordada por su vibrante vida cultural y su oscuro submundo criminal. Esta dualidad es parte integral del legado histórico de Shanghái, una metrópoli que siempre ha sabido renacer de sus cenizas incluidas las de la guerra que se cernió sobre ella.

La Guerra Sinojaponesa: Un Período de conflicto y devastación

El 7 de julio de 1937 marcó el inicio de la Segunda Guerra Sinojaponesa, una brutal confrontación que afectó profundamente a Shanghái. La Batalla de Shanghái, que se libró entre agosto y noviembre de 1937, fue una de las primeras y más grandes batallas de esta guerra. Las fuerzas chinas, lideradas por Chiang Kai-shek, resistieron ferozmente a las tropas japonesas, pero la ciudad eventualmente cayó bajo ocupación japonesa.

La guerra trajo una devastación sin precedentes a Shanghái. Los bombardeos y combates urbanos dejaron vastas áreas en ruinas y causaron la muerte y desplazamiento de miles de civiles. Bajo la ocupación japonesa, la vida en la ciudad se volvió aún más dura, con escasez de alimentos y una represión constante.

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